(Adaptado de: Interacción Personal y Relaciones Humanas, Teoría y Praxis, Pauchard-Hafemann, H.)
Los grupos humanos constituyen siempre una sociedad en que encontramos una estructura y una dinámica. En la estructura hay distintos elementos que dan una organización peculiar a cada grupo-sociedad. Es común la jefatura y también variedades de roles tales como los de hombre y mujer. Las instituciones de justicia son también frecuentes en grupos que tienen algún grado de desarrollo. Cada estructura da las bases para la dinámica social que es la interacción que se da entre individuos y subgrupos o parcialidades de la sociedad. En última instancia esta dinámica es simplemente una expresión de los requerimientos u objetivos de los individuos que componen esa sociedad. Los que se ven forzados para alcanzarlos a accionar conforme al orden social que se ha generado en la respectiva sociedad. En TEORÍA DE LA ACCIÓN OPERACIONAL, se ha mostrado que la vida en grupo deriva de características hereditarias y experienciales de dependencia del ser humano. Es así como de una u otra forma buscamos a otros humanos para que nos den "seguridad por respaldo social". La que obtenemos en las relaciones interpersonales y en la pertenencia a grupos. En los grupos este requerimiento básico del ser humano lleva prácticamente a todos los fenómenos sociales. Cada cual acepta el orden social por su necesidad de pertenecer e incluso participa en el control social buscando la integridad del grupo, presionando a los otros a adecuarse a él. Cuando el grupo da satisfacción a la mayoría de sus miembros a este requerimiento de respaldo social existe el espíritu de cuerpo. Por él todos no sólo tratan de mantener al grupo íntegro, evitando su desintegración, además se preocupan de la suerte de todos sus integrantes. Es así que el bien común rige la acción de todos los miembros del grupo. Lo que asegura un sólido orden social Además, cada cual se preocupa por el proceso de socialización que es hacer que los recién ingresados al grupo se adecúen al orden social existente. A mayor espíritu de cuerpo hay mayor coincidencia en las representaciones que corresponden a ese orden social. Para mayor claridad señalemos que, el orden social está constituido por conjuntos de normas ligadas en su mayoría a instituciones o costumbres que dan las pautas de conductas que uniforman las actividades de los grupos totales o parciales de él. Además le da seguridad a sus miembros porque todo está conformándose en patrones estables y se puede confiar en que los otros actuarán de maneras determinadas, aparte de que cada uno conforma su accionar a esas pautas de conducta. Es necesario tener presente que el orden social no es un fin en si mismo. Es sólo un medio para alcanzar los objetivos del grupo-sociedad. Estos objetivos son muy específicos y también, generales. Los valores, a que ya nos hemos referido corresponden a estos últimos. Porque se trata de que el grupo logre o evite hechos y situaciones. Entonces se promueve el lograr lo bueno y el combatir lo malo. De todas formas, los valores en última instancia son medios para objetivos específicos. Así, por ejemplo, el valor de la fidelidad conyugal que está presente en la mayoría de las culturas tiende obviamente a prevenir la existencia de conflictos. Es decir, está al servicio de la armonía interna del grupo que es un objetivo específico. El control social está constituido por conjuntos de normas y los valores. El cumplimiento de las normas se obtiene a través de sanciones claramente estipuladas y bien conocidas por los individuos. Debido a que las normas se dan en torno a situaciones específicas como son las instituciones o costumbres, son atingentes en su mayoría a sectores particulares del grupo-sociedad. Aunque hay conjuntos de normas que corresponden a la situación de pertenencia y por lo mismo son generales para todos los individuos que integran la sociedad. Un ejemplo común es la prohibición de los asesinatos. La mayoría de las normas imponen marcos para la interacción social. Son los deberes del individuo frente a los otros. Mutatis mutandi, implica que cada cual tiene derechos que deben ser respetados por los demás. Es decir, se trata de deberes y derechos complementarios. Lo cual constituye la base para las interacciones correctivas que estudiaremos más adelante. La presión para que los individuos se conformen a los valores se desarrolla en base a lo que es el valor social de la persona. En efecto, cada cual logra un determinado valor social en su grupo de acuerdo a como cumple con los valores que allí imperan. Un alto valor social personal le da garantías de un trato deferente y consideraciones especiales. Lo contrario sucede si el valor social personal es bajo. Obviamente, normalmente, todos tratan de actuar conforme a los valores de su grupo. Este valor social personal se presenta en tres tipos distintos: - Evaluación social personal, que dan los grupos primarios (la familia, los amigos, etc.). - Status que se obtiene en la sociedad o en grupos secundarios, en que claramente se constata la llamada estratificación social. - Prestigio que se logra en base a rendimientos circunstanciales y por lo mismo tiene una duración determinada, como sucede con artistas, deportistas y otros que cumplen con determinados valores del momento en la respectiva sociedad. Para lograr un valor social personal alto los individuos pueden hacer muchos sacrificios. Y el no lograrlo se constituye en una situación de maltrato importante. A diferencia de lo que ocurre con los valores, las normas son controladas por la sociedad a través de sanciones que normalmente están claramente determinadas. Con el paso del tiempo, las normas tienden a integrarse en códigos escritos que constituyen la estructura de la justicia en cada sociedad. Es así como nuestro destino está enmarcado por la pertenencia a los grupos y sociedad en que vivamos. El accionar distinto al respectivo orden social implica consecuencias graves, debido a que genera las correspondientes situaciones de maltrato. La armonía y paz indispensable en un grupo humano o en una sociedad depende esencialmente de que los individuos consideren no sólo a los que están cercanos, o ligados a él por distintos lazos, sino que a todo el universo que compone esa sociedad o grupo en cuanto a sus intereses y requerimientos. El bien común es su resultado. De otra forma surgen las tensiones y los conflictos que llevan a luchas abiertas con todas las consecuencias negativas conocidas. Deriva de todo lo anterior el marco en que forzosamente habrá de desenvolverse la vida social para todo individuo y, en consecuencia, lo que hará de ella algo satisfactorio o extraordinariamente perjudicial. |